Una cama destendida puede llevar la radiografía de un amor.
Resulta fácil observarla en detalle y sacar un registro de lo que sus sábanas gritan; pasión inmediata, una mentira, llanto, la primera vez. La solitaria ubicación de sus almohadas. Los restos de una cita dibujando un mapa. Los hábitos de quienes viven sobre ella . Los sueños que dejan a los pies. Su violenta felicidad o su sonriente pena. Una cama lleva desde melodías hasta fragancias. Sus límites territoriales demarcan el gobierno apasionado de la piel de sus ciudadanos. Pasa del orden a la anarquía con sólo un gesto o una palabra. Sobre ella se firman acuerdos, se deciden destinos, se escriben historias universales.
Planeta cama.
Cuando miro la mía recuerdo esa frase que dice - estaba en llamas cuando me acosté.
miércoles, 9 de mayo de 2007
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