Algunos le temían a los payasos.
A mi siempre me causaron una sensación extraña, entre fascinantes y repelentes a la vez, pero los detestaba finalmente.
Nunca me gustaron los juegos de fiestas infantiles. Es más, nunca me gustaron las fiestas infantiles. Todo eso de salir a "participar" de un juego/concurso frente a los invitados o el momento de romper la piñata me resultaban un stress agotador.
Igualmente nunca me gustó que abrieran mi regalo delante de todos. Tampoco bailar con otras invitadas y menos la sensación de participar de la foto junto a la torta con el o la agasajada, sonriente y llena de todos los regalos que yo hubiera querido recibir.
El
Happy Birthday figura entre mis tres canciones más inquietantes junto al
"Gato Ron-Ron" y
"A Pulgarcito lo invitaron".
Como jamás fui mucho de trepar, subir, romper o explorar cosas de chico, jamás me cosieron ni me enyesaron ni me rompí nada. Preferí siempre escribir algo que parezca un poema o aventurarme a dar un mal beso a las niñas en el parque que jugar fútbol con los chicos. Preferí tener como mejores amigos a las chicas que ver con los muchachos quién la tenía más grande. No me gustó la cometa, ni el trompo, ni Hombre Nuclear, ni la pelota y lo único que robé alguna vez fueron besos. Era el niño con "diario" que escribía poemas y podía estar en el parque comiendo tierra y mirando el sol.
Finalmente ya crecido, repaso a veces algunas de aquellas cosas que de chico afilaron lo que soy de grande, ya saben; recordar de donde venimos, para entender quienes somos y saber hacia dónde debemos ir.
Ahora que lo tengo claro, todo esto me ha ayudado bastante a mejorar mi técnica para cazar Dragones y claro, llegar siempre a tiempo para rescatar a la Princesa del Castillo, que a veces tiene tiene menos de 6 y otras más de 25.
Y colorín colorado.
...
Cómo eras de chico?