El chico flaco de cabeza rulosa se aburre en el pupitre de la improvisada academia preparatoria que opera dentro de un colegio peruano-japonés.
De día era colegio, de tarde era academia. De día, sus viejas aulas recibían a cientos de escolares, de noche a unos pocos esperanzados postulantes a la universidad. Aquella estructura mantenía su condición de espacio para albergar alumnos, pero amanecía siendo algo y al caer la noche se convertía en otra cosa.
El chico flaco de cabeza rulosa no entiende trigonometría.
Observa las caras de los otros postulantes. Se detiene en el acné de uno, en el escote de otra, en el cuello percudido de la camisa del profesor, mientras siente que la vida se le llena de fórmulas.
Decide no atender el curso, reafirma que no le interesa la universidad e intenta mantener su mente alejada lo más posible de :
Aburrido, introduce las manos en el cajón del pupitre y reconoce la forma de un libro.
Tiene tapa oscura y no lleva nombre de propietario. Piensa que es un salvavidas, un antídoto a la podredumbre temporal y sin mirar el título lo abre.
Entonces lee : Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto.
Sonríe para sí pensando que igual que el colegio que de día es colegio y pasa a ser de noche academia, igual que él, que pasa de ser el chico flaco de cabeza rulosa-libre feliz a ser el chico flaco de cabeza rulosa atrapado y podrido en clase de trigonometría y el personaje del libro que pasó de Gregorio Samsa a monstruoso insecto, hasta lo menos esperado cambia y se convierte en otra cosa.
A la mañana siguiente, el humilde y confiable encargado de limpieza de las aulas se convertía para las autoridades y maestros del colegio en un desconsiderado e inescrupuloso ladrón, siendo automáticamente despedido ante la queja de un aplicado y silencioso alumno de secundaria que enfurecido y frustrado se había convertido en un irreconocible e implacable acusador.
Semanas más tarde, el chico flaco de cabeza rulosa pasaba de ser un joven relajado y feliz a ser una estadística más de jóvenes que no logran ingresar a una universidad, pero a la vez se había convertido en el nuevo propietario de una hermosa primera edición en tapa dura de un libro de relatos de un aclamado escritor checo, objeto que a su vez, también había cambiado de dueño.
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19 comentarios:
Jaja, Kafkaesco, mi estimado choro cajonero.
Mis años de secundaria fueron en el día colegio, en las tardes clases de música. Nunca fui a academias preuniversitarias.
esa novela me cambio un toque la vida... y gracias a ella me anime a conocer a hesse y lowry y tantos otros. por cierto, no es mil veces mas rico leer libros robados?
Chica Diez, absolutamente!!!
Así como es más rico chupar en Ley Seca, hacer el amor en lugares prohibidos y faltar a trabajo los lunes.
Cuando lei ese libro, tenia 16 y senti una sensación super extraña.
ta chevere tu cuento :P
bsos
jajaja Muy bueno :D
Vaya que interesante gracias por publicarlo.
Besos¡¡
no a las metamorfosis ni a las cirugias plasticas !
jajajajajajaajajajajajjajaj
jamas descifre trigo ni geo jajajaajajajajaj fui media torpe para eso y a veces hasta hubiera preferido mutar para no salir de mi cuarto en las mañanas.
muy buen relato!!!
Saludos.
nunca fui a una academia
pero sí sé que lo mejor que obtienes de la universidad son los amigos
y ésos los consigues en varios lados
:)
awww me acorde del cole!!!
Una buena forma de armar una bibilioteca. Abrazos.
tanas cosas en comun con el chico flaco y ruloso
leer a kafka sin pasar por una etapa nihilista, para mi justa y necesaria, es como haber crecido sin escuchar musica o sin haber leido a Rimbaud.
Besos sendos.
el primero que leí de kafka. ja, recuerdo que venía con dibujitos del hombre cucaracha. jajajaja, ¡muy bueno!
pd. yo me robé "100 años de soledad" de la biblio del cole.
Yo estoy pensando en convertirme en policia de noche, lo prefiero a hipotecarme a un banco.
cambia, todo cambia...
brindo por eso
Abrazo!
Que jodido decidir como adulto cuando uno aún es un cretino que no sabe sacarse los mocos de la nariz.
Nos leemos.
bieeeeen con kafka starduuust!
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