miércoles, 22 de abril de 2009
escena en un autoservicio
Max se ve atrapado entre el caos vehicular dentro de un autoservicio.
Todos tratan de avanzar con sus carritos del mismo diseño pero claramente diferenciados por sus contenidos. Alguien menciona las ofertas en el altoparlante.Todos sonríen mientras compran, se saludan, conversan, hasta que llegan a las cajas. En la caja nadie sonríe. Nunca.
Max no lleva una lista de compras, ni un niño sentado en el coche, ni una compañera que la ayude a elegir los productos. Observa una manzana solitaria en medio de una montaña de papas.
Se siente como esa manzana.
A diferencia de las calles, en un autoservicio cuando alguien choca con otro se disculpa, no lo insulta ni lo agarra a golpes. Algunos/as hasta sonríen, cruzan miradas, palabras amables, incluso coquetean.
Nadie muere atropellado en el autoservicio, a menos que sea una fruta que se cayó de su torre. Aún así es poco probable que muera aplastada por las ruedas de un carrito; suele haber alguien que a tiempo la coloca en su lugar. Sólo cuando esto no ocurre, la pobre fruta puede terminar aplastada por una sadalia, unas zapatillas, una bota o un taco 7.
Max observa a la gente en aquel tráfico de coches cargados de alimentos y bebidas. Emiten señales de superioridad, de pertenencia, de exigencia, de necesidad o de derroche. Nadie dirige ese tránsito. No hay reglamentos ni señalética, a menos que quieras saber donde está la leche por ejemplo. Es la cuarta semana de Max tratando de olvidar el hemisferio solitario de su cama haciendo girar las ruedas de un carrito de compras entre cientos de marcas. Cruza miradas buscando una cara amable, un flechazo furtivo que sea el comienzo de una aventura con código de barras. Choca su carrito con el de una mujer sin anillo concentrada en las infusiones. No logra atraer su mirada. Se disculpa. Avanza contra el tráfico. Toma una conserva y hace una pregunta tonta a la chica ejecutiva que revisa su lista. No obtiene respuesta. Va a la sección de shampoos. Hay una nación de mujeres leyendo los frascos. Max nota que las fórmulas por tipo de cabello son más atractivas que él. Vencido una vez más y sin nada en su carrito, se fija en aquella manzana sobre la ruma de papas que observó toda la escena. Aquella manzana silenciosa y solitaria que lo hizo darse cuenta hasta donde nos lleva la soledad y el precio que nos hace pagar por nuestros errores.
Va con el coche vacío hasta aquella manzana y la lleva consigo. Luego, se dirige a la caja con la fila más larga de coches llenos y tampoco sonríe mientras espera su turno para pagar la fruta en cuestión.
Casi 20 minutos después, una trigueña de ojos pequeños y prendedor con el nombre de Andrea presiona el botón que hace avanzar los productos en la faja transportadora de la caja y recibe una solitaria manzana. Luego de haber escuchado el escáner sonar infinidad de veces como cada noche de lunes, cansada levanta la mirada y no puede evitar sonreír ante la escena y la paciente espera de un cliente tan solitario como su manzana. Max la mira y también sonríe. Por un instante esa caja con ambos mirándose parece la toma principal de un comercial de televisión para una cadena de autoservicios.
Una vez fuera, Max camina hasta su departamento sintiendo en cada bocado que esa es la manzana más deliciosa que no probaba en mucho tiempo.
Sin duda, al día siguiente irá por otra igual. Y la pagará en la misma caja.
...
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29 comentarios:
holaaa
que hermosa histaoria y que forma de narrar!!
me encantó, te seguiré leyendo.
felicitaciones!
un abrazo
Pau
Genial, Peter Pan!
Hace algún tiempo fui Max....
besos, guapetón!
Es estraño sentirse como una manzana entremedio de tantas papas, pero es mejor sentirse que una persona te entiende y comprende a veces me siento igual.
Saludos
Una manzana entre papas...
Muy buena imagen.
Flor de escena.
Me gusta cuando los detalles cobran ese papel, tan necesario y a la vez tan prescindible.
Quizas porque somos (y no lo es todo?) un rejunte de detalles, y en cada uno de ellos puede surgir una clave, una fuga de existencia, un camino.
El detalle en si mismo requiere de la observacion profunda de un elemento que se pueda desligar de un sistema mayor, lo que indicaria que la realidad no puede ser otra cosa que un cumulo de detalles, lo mismo que decir que hay mucho mas para ver en el mundo de lo que de hecho percibimos.
Y tu historia me re gusto un poco tambien por eso, max es una masa, diria, genera mucha empatia, el ve, y mira todo a su alrededor.
Es solitario, pero es lo que paga por vivir en si mismo.
saludos, dos.
daNi.
Vaya, nunca me había parado a pensar (sí a echar gasolina) en uno de esos lugares donde coches y peatones se respetan.
Y que vaya también en el mismo turno.
Me interesan las historias de soledad, porque soy un solitario empedernido.
Saludos, Miguel.
José Roberto Coppola
Owner of a lonely heart
Much better than a
Owner of a broken heart
Yes
yo quiero ser esa manzana!!! y que me coman camino a casa (jiji)
(firma mi diablito interior)
buaaaaaaaaaaaa haces q me provoque una manzana!!!!!!!! y tambien trabajar de cajera! jeje!
q linda historia!!!!!!!!!!!!!!!!!
Antes de nada, agradecerte tu visita porque me diste la oportunidad de conocer tu blog!
Me ha encantado, original y te hace introducirte en la historia!
Un placer leerte, volveré sin duda...
Un besote enorme
Me encantó.
Muy buena narrativa
Comerá manzanas todos los días de la semana
Desde mi "accidente".. así me siento yo diariamente.
Me gustó tu relato..
saludos
Un bonito y cálido escrito,
que bien se siente pasear por estos espacios peruanos.
Te dejo un beso
A veces buscamos cosas grandes sin percatarnos de los detalles... pasamos frente a tantas manzanas como las de tu relato y no la vemos porque pensamos o deseamos algo mas... habría que detenernos a analizar a esa manzana y así como Max, tomarla y disfrutarla como jamás antes...
one apple a day keeps the doctor away.
Una de las cosas que me salvaron de la locura fueron los autoservicios 24 horas, la posibilidad de matar mi insomnio comprando verduras y carnes es terapéutico.
Nos leemos.
Tengo una relación de larga data con los autoservicios.Además soy el encargado de las compras caseras así que me los conozco todos y tengo mis preferidos y habituales,creo en todo caso que si existe uno que sobresale sobre el resto es el Wong de Chacarilla.Un sitio donde todo funciona casi bien, donde la gente es por lo general amable y donde todo esta diseñado y funciona en la realidad para que tu experiencia adquisitiva sea lo más placentera posible.En otras palabras, si algo funciona bien en el Perú es el Wong de Chacarilla.
A lo mejor este extraño placer es una de las formas más impecables de llevar la soledad (parafraseando y banalizando una antología de L.Hernández).
Saludos
Schatz
Hasta la cola de un banco es mejor que un supermercado para buscar pareja.
Max debe estar sufriendo los estragos de ver mucha televisión.
Saludos.
FELICIDADES HAZ SIDO NOMINADO!!!
Enterate más en mi blog.
Saludos :)
Siempre es mejor ser manzana que papa o no??
muy buena historia!
Me encanto como la relataste!
La esperanza al final coronó bien el relato.. chévere varón.
¡Linda historia!
El único detalle es que ahora si alguien me habla en el supermercado me va a dar una pena enorme por Max... jajaja... :P
¡Un abrazo!
qué rico.
:)
esas son mis impresiones.
lindo blog (:
un besito.
Si tuvo la buena idea de levantar aquella manzana, ojalá pueda levantar también a la cajera.
que linda historia !! estoy explorando el mundo de blogs peruano y este me esta causando una grata sorpresa.
No sé si acostumbras contestar, pero me gustaria que me cuentes cuales son tus dos libros preferidos.
Almudena
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