y así pasa, cuando sucede

Imagina si no pudieramos saborear una vuelta atrás en una de nuestras tantas vidas, de cuánto nos perderíamos, como por ejemplo recordar aquella vez donde si no te hubieras animado a atender luego de 7 timbradas la llamada de un viejo amigo viajero que terminó en un anuncio de visita en pocos días, no te hubieras visto en la necesidad de ser detalloso con él y salir buscar aquel especial tinto de Mendoza tan difícil de encontrar y claro, no habrías caminado las 7 cuadras que te llevaron a aquel único autoservicio que lo vende, donde por tener que inclinarte para ver el precio del tinto en cuestión jamás hubieras encontrado unas llaves para entregar a alguien de seguridad y por la que tuviste que tomar la ruta más larga hacia la puerta ya que un empleado que transportaba cajas de conservas te bloqueó el paso, haciendo que te topes con una preocupada muchacha que perdió sus llaves mientras cargaba con dificultad bolsas con fruta y a la que por ayudar con la fruta y entregar las llaves perdidas, terminaste conociendo y coincidiendo en gustos, emociones y astros, para que 96 horas después acompañes sus besos y piel con el de Mendoza que tu viejo amigo jamás disfrutó contigo, pero a quién quizás ahora le debes este mágico momento de parque, sol , pan y palomas con aquella chica de la fruta, juntos en primavera, 30 años después.

Que todo fluya siempre.