lunes, 7 de enero de 2008

alguna pregunta?


Si así lo decidiste, no es nada fácil.
Necesitarás atraparlas, sacarlas de tus orejas, arrancarlas de tu piel, borrarlas de tu horizonte.
Encontrarlas donde estén; debajo de tus uñas, detrás de tus párpados, allí dónde se esconden amortajadas y silenciosas, fingiendo una falsa paz.
Escarbar en tu cabello, en tus cajones, en las esquinas de tus objetos favoritos, en tus sábanas, incluso entre tus piernas.
Deberás perseguirlas sin miedo, enfrentándote a ellas con coraje y entereza.
Usando engaños atraelas hacia ti sin mirarlas fijamente y cogiéndolas por su corazón méterlas en una gran caja envuelta con valor.
Luego deja esta prisión bajo tu cama, en total oscuridad y desamparo, para que una vez dentro sientan cómo es una prisión y se destruyan entre ellas cuando no encuentren a quién atacar.
Eso si, cuando de noche las sientas golpear los lados de su celda, histéricas y poseídas, no les prestes atención, no las escuches, ni menos intentes dejarlas salir.
Las dudas suelen preferir sobre todo la noche, apacible y serena, para saltar sobre uno, robarnos el destino y hacer que la razón se vuelva en contra nuestra.
Para esos casos a veces es mejor atraparlas y no dejarlas salir, mientras contemplamos con una sonrisa congelada, como el azar nos permite fantasear con el segundo que viene.

3 comentarios:

Basquiat dijo...

la duda definitivamente mata.

MEHMET ALÍ AGCA dijo...

Ni la cárcel me impide hablar.

Nohelia dijo...

Ellas están para incrustarse cuando menos lo pediste, y más deseaste el silencio!