viernes, 30 de marzo de 2007

Cuando la pasión llega al extremo de necesitar enfriarse en el mar


un toque de Máncora ,
siempre más del Pacífico Mar de Grau, mar tuyo, mar mío.


Llega a tus pies y los cubre, como un gran manto fresco de único diseño. Entoces tocas la perfeccciòn con la inocencia de un recién nacido.
Dejas que te abrace. Descubres que eres otro en esa luz. Tu piel, tu cabello, el brillo de tus ojos. Lo que tus ojos ven son la visión simplificada de un instante de paz- Y entonces...se va.
Y así, lo seguimos buscando hasta que nuestros días finalmente nos vuelven a llevar a él, no en esta, sino en otra dimensión.
Alegría.

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