domingo, 14 de junio de 2009

la paz sea conmigo


La primera vez que la vi fue en la iglesia.
No recuerdo antes haber sentido que algo divino estuviera en la tierra tan cerca a mi y me hubiera tocado.
Escuchar la misa todos los domingos era algo que al comienzo mi madre me obligaba a hacer. Puedo confesar sin miedo que realmente detestaba no poder estar en la playa, jugando cartas o simplemente no haciendo nada en vez de tener que ir a la iglesia a escuchar la Santa Misa. Me resultaba aburrido, agotador, sin sentido. Lo digo sin ofender, siendo honesto, pero siempre terminaba por ir cada domingo simulando ser un creyente más cuando en verdad no creía en nada ni en nadie.
La iglesa en aquel tiempo era como una cárcel para mi. Dentro de ella, toda la hora que duraba la misa me sentía como un prisionero. Trataba de hacer que mi mente se distrajera en las cosas más tontas. Comencé memorizando todo; las palabras del padre, las apasionadas y delirantes canciones religiosas, luego los rostros, la ubicación de algunas personas. Llegué a detectar quienes daban limosna y quienes no, quienes realmente eran creyentes y quienes no. Descubrí sutiles códigos entre las personas en sus manos, sus miradas y las posición de sus cuerpos. Aún así me la pasaba aburrido. Lo peor llegaba cuando el padre invitaba a todos a darnos fraternalmente la paz. Esa espantosa sensación de tener que tocar a un desconocido y decirle sin sentirlo - la paz sea contigo- me producía una repulsión espantosa. Hombres, niños, señoras; siempre tenía a alguien cerca que volteaba repentinamente sonriendo y me tenía que dar la paz. Atroz. No sabía qué cara poner, no sabía qué decir. Lo peor era cuando un anciano lo hacía. Esas manos arrugadas, temblorosas, llenas de manchas posándose sobre mi hombro, tocando mi brazo, a veces mi mano. Era demasiado para mi. En aquellos tiempos me resultaba imposible evadir esa responsabilidad y no me era nada cómoda esa carga, esa presión familiar, esos sentimiendos estrellándose en mi corazón. Llegué a sentir que todo en la iglesia me observaba, desde las personas hasta las imágenes. Entonces cuando ese pánico me colmaba llegaba lo peor - hermanos, démonos fraternalmente la paz-
Una vez, preso de esa crisis de domingo, fui finalmente bendecido. Si, no exagero. Fui realmente tocado por un ángel. Aquella vez no fue una mano robusta, ni unos dedos sucios, ni mucho menos aquellos huesudos y temblorosos dedos de epidermis manchada por los años los que me tocaron. Una delicada mano se posó sobre mi, una mano fina, firme, impecable y lozana. Al levantar la mirada un par de ojos marrones me devolvían literalmente la paz perdida tanto tiempo. Fue como un exorcismo, un momento divino, un verdadero milagro. Desde aquella vez mi peregrinaje a la iglesia fue obligado por mi, sólo para verla, para sentirme tocado otra vez por tanta pureza. En casa todos celebraban mi repentina devoción. Me levantaba muy temprano. Llegaba ansioso y transpirado a la iglesia a ubicarla entre tanto cristiano pecador. Una vez localizada, el siguiente paso era acercarme lo más posible, estar tan cerca de ella que llegado el momento de darnos la paz su brazo me pueda tocar y así recibir el mensaje de sus labios, de sus ojos. No me diga nada todavía. Esa niña estaba haciendo que crea en el Señor, en esa fuerza que me invadía y sacudía mi cuerpo. Su sólo contacto me encendía. Por la noches, soñaba con esos ojos, esa expresión y esa mano tocándome. Despertaba excitado y humedecido, sufriendo al contar los días - todavía falta para verla el domingo - me repetía como azotándome con mis palabras - todavía falta. Entonces, enfebrecido rezaba apasionado y al dormir volvía a soñar con esa niña, hasta que nuevamente el domingo llegaba, iba a buscarla, me ubicaba cerca a ella y recibía la paz. Pero ultimamente he descubierto que después que ella me bendice con la tibieza en su contacto coronado por las palabras en la más dulce de las voces no puedo evitar llegar a casa y pensando en ese instante tocarme, imaginando que es ella quien me toca.
Me asalta un vértigo por el que me dejo llevar. Me precipito y luego, luego viene la paz, la verdadera y sublime paz. Hoy, ya no puedo evitar hacerlo varias veces, muchas más los domingos después de la misa. Me siento muy extraño.
Padre, usted cree que eso esté mal, cree que voy a ir al infierno?


...

37 comentarios:

Liz Marin dijo...

no creo q vayas a ir al infierno,el amor es el sentimiento de nos enseñó dios y el mas grande


besitosssss

Mafa dijo...

Por algo nos dieron las manos, para acariciar y acariciarnos, los unos a los otros.

chica diez dijo...

quedas absuelto hijo mio :o)
(en mi familia solo nos dabamos la paz entre nosotros hasta que un cura nos llamo la atencion, y decidimos no volver mas)

Anónimo dijo...

esa sería una buena confesión, no crees? Qué pensaría el Padre... o qué pensó, en todo caso.

Yo también odiaba dar la paz a gente extraña... por eso me sentaba entre mi mamá y mi hermana para no tener que voltear a ningún lado a darle la paz a nadie.

YAYOMAN dijo...

Dios tiene formas extrañas de llamar a la gente.

a mi me gusta "la paz" por que son las unicas palabras que intercamio con una muchacha muy guapa que va a la misma misa y se sienta frente a mi todos los domingos, pero ella es años mas grande asi que no, mejor no.

aunque si voy a misa por creencia religiosa.

saludos.

Un chico de Lima dijo...

la iglesia...

cuando era chibolo significaba muchas cosas pero ahora creo que estas personas son un poco corruptas!

Mafalda dijo...

La libertad es el don más grande que Dios nos dio para vivir nuestra vida.... Creo que si tu elijes creer en el por que encontraste el amor de alguien... es valido.. el tiene caminos insospechados para llamarte...

Saludos!

verdemundo dijo...

Sí hijo, te irás al infierno, guárdame un sitio al lado del ventilador.

Morgana dijo...

me encanta este blog , es re lindo lo qe escribís . Te sigo :)

El perro andaluz dijo...

Espero que vayas al infierno para que me hagas la taba pe' causa. ¡vengan esos cinco!, colega.

Anarela Silvera dijo...

Todo lo que hace Dios para que la gente vaya a misa jajaja, si yo te contara lo que hizo conmigo... A ver si alguno de estos domingos escuchas lo que dice el padre, puede que encuentres la respuesta! :)

Gretel dijo...

yo te absolvería de cualquier pecado que sepas contar. De cualquier pecado que acabe pariendo un retazo de literatura.

Mofeta dijo...

me gusto mucho tu cuento...

Elmo Nofeo dijo...

No voy a la Iglesia porque me obliga a dejar de ser como soy y a pensar de manera menos pervertida.

En cuanto al infierno, hace mucho que sé que es mi inexorable destino.

miralunas dijo...

limeño, en el infierno estarán todos mis amigos y algun amante, espero.nos vemos alli!

Taller Literario Kapasulino dijo...

Que confesion!!!!!!!!!!! Me encanto este texto, sobre todo al darme cuenta que el relato se lo esta contando a un cura.
Exelente!

Mango dijo...

ahhh io tambien odio esa parte de la misa cuando tenes q dar la paz
la odiooo!
en realidad odio cuando me tocan agggggggghhhhhhhh
me muerooooo


:S



besitos


byesssssssss

Luly dijo...

A mi también me obligaban a ir a la iglesia, pero aparte de ver a los muchachos yo a diferencia de ti, después si fui con gusto y para aprender más de la biblia, etc. En mi Iglesia no nos damos la Paz.

Saludos

fgiucich dijo...

Amigo mío, estás tocando el cielo. Abrazos.

maatiesquivel dijo...

hola hola hola !
buen dia para todos, jajajaja.

Ariadna dijo...

Vas a arder en las calderas de Pepe Botero pecador!!

Muy bueno!

besos

Blogger Pechocho dijo...

gainsbourg

Laura Zaferson dijo...

yo chapo con todos en la misa. me encanta dar la paz. :D

sobre la historia, sería alucinante que la niña se llame manuelita o algo así. ;)

Terapia de piso dijo...

Aves es bueno darse una pasadita por el infierno.

Un abrazo.

José Roberto Coppola

LiterataRoja dijo...

misticas experiencias... muy buena, de verdad!

Besos

Cys dijo...

Siempre he odiado cuando llega esa parte de la misa. En el colegio teníamos misa una vez al mes, y ahí como que era chistoso, porque era la parte en que nos podíamos mover de nuestro sitio, reirnos, hablar... Pero cuando en una misa cualquiera te quiere besar gente que no conoces, es horrible!

Uno de los curas del cole una vez nos dijo que lo apropiado y correcto es dar la mano al de la izquiera, al de la derecha Y NADA MÁS. Lástima que nadie más lo sepa y siempre se arme un alboroto.

Leli dijo...

Es mi opinión personal: hagas lo que hagas y seas quien seas (o al menos intentes ser), cualquier cura de iglesia te va a recordar cada domingo que te vas a ir al infierno...

Por eso, no voy a misa...

repito, es sólo mi opinión personal...

peregrino dijo...

Excelente relato, quien no paso de la santa iglesia católica al onanismo luego del toque de un ángel, lo cierto es que ni los ángeles hacen que disfrute una misa, yo arderé en el infierno.

Nos leemos.

Dolores dijo...

jajajajaa, en todos los comentarios justifican porque amamos, que la paz es lo mejor de la misa, que nos dieron manos para acariciarnos pero concluyen en que de todas formas el infierno es su inexorable destino.
Y yo ya ni voy a misa! XD

cuentapasos dijo...

Me gusto mucho, solo eso, gracias por compartir
Saludos

Martín dijo...

El amor es libre y se expresa tocando. Suerte, buen post!

santiagoMdc dijo...

bueno, es que es la verdad. La misa es aburrida siempre :S y si por no ir uno se va al infierno creo que iremos en mancha

Don Kalo dijo...

La Paz es la garantía de la supervivencia de la humanidad, La Paz es la casa de Evo Morales, "Lapas" se les dice a los fastidiosos pero no es lo mismo. "La Pas" con "S" no es nada a menos que le pongas luego la sílaba "ta" y encima salsa pomodoro o solo un poco de mantequilla o aceite de oliva.

Es palabra de Essababa... te alabamos Essababa

Don Kalo dijo...

La Paz es la garantía de la supervivencia de la humanidad, La Paz es la casa de Evo Morales, "Lapas" se les dice a los fastidiosos pero no es lo mismo. "La Pas" con "S" no es nada a menos que le pongas luego la sílaba "ta" y encima salsa pomodoro o solo un poco de mantequilla o aceite de oliva.

Es palabra de Essababa... te alabamos Essababa

Juan Carlos Namoc Leturia dijo...

Tengo q empezar a ir a misa entonces.

Anónimo dijo...

un pecado como mandado a hacer

rico

eclesiastes dijo...

de bajada mañanera me he llevado a unxs coleguitxs a misa y le he besado las mejillas a la jeta bonita de unx.

efectivamente, como dios.