
Y el día comenzaba a hablar escupiéndonos pequeños chispazos de frío aquí, olas de calor por allá, rayos, truenos y centellas por todos lados, como queriendo atraparnos un instante y hacernos notar que el tiempo comenzó a correr desde que abrimos los ojos y nos animamos a pisar el suelo.
Ya el mundo estaba girando amigo/a. Hace mucho. Cuando para el mundo no eras nada.
Y claro, resulta que nos deja expuestos a sus amplias instalaciones, perfectas y cómodas, con todo a la mano, colocado de manera particularmente tentadora.
Cientos de millones de auto-personas deambulando con la única intención de escribir cada uno su destino a toda costa. Una vana idea. Una utopía. Una tierna quimera.
Sin embargo, un
juego de niños para el hombre; amo y soberano del mundo.
Sonreímos de lado y buscamos ahorrar vida, transformarla, reinventarla, evolucionarla y guardar lo conveniente para poder seguir jugando y sonriendo.
Construímos nuestras propias traiciones, nuestras propias revoluciones. Nuestras muchas guerras y las compartimos al paso de tanques y toxinas colectivas, como quien juega con el fuego prohibido, escondido y a solas al final del patio.
Y la vida nos deja hacer. Y sin quitarnos, nos quita. Y sin darnos, nos dá; fuego, gracia, mentira, poder, sacrificio, tortura, redención, salvación y tanto más para finalmente volver.
Porque siempre volvemos; vida otra vez.
Así que claro, vamos a desordenar todo!
Si el ciclo se va a reiniciar otra vez y hablamos tan solo de unos millones de años. Tan solo de eso.
Vamos a actualizar el modelo ya mismo! Si somos los hijos consentidos del Arquitecto del Universo a quienes han encargado cuidar la casa! Nos van a castigar por eso?
Importa los que vengan?. Son tan solo unos millones de años, solamente eso.
A menos que este juego haya llegado a su fin y nos toque aprender la lección antes de poner punto final.
Quizás entonces en nuestra agonía notaremos que en verdad, ya estábamos grandecitos para jugar con el planeta.
3...2...1 KATAPLUM!