lunes, 30 de marzo de 2009

bésame mucho


Primero vino el silencio. Luego la lluvia estelar.
El suave contacto liberó cientos de ángeles que segundos antes eran de concreto y ahora danzaban haciendo que la fina luz se vuelva estroboscópica y perfumada de sexy malicia.
Se redefinieron algunos territorios como amor, dulce, libre y caliente, filtrando entre sus tejidos el nacimiento de un nuevo canto que predicaba- infinito y único es el menor momento.
Se hicieron un columpio de caricias con horizonte de ventanas abiertas, abanicado con palabras en lengua nueva creada con la energía de la escena. Se conquistó la galaxia a paso lento, colonizando el cuerpo con dedos curiosos de ojos cerrados, determinantes como un mar sin llaves acogiendo tempestades de cabellos largos y voz de mujer. Ofrecieron al amor un sabor virgen y molecular, entrañable, incandescente. Indestructible. Y la vida pagana celebró, la fauna siguió danzando a su alrededor el ritual de la supervivencia del quinto día, esa infinita fiesta que alberga con brazos abiertos las apetencias de aquellos que también por las noches buscan respuestas como ésta, luces de nuestra existencia que al dejarlas salir nos dicen entre labios cual es el mapa de nuestras vidas y que a manera de soundtrack solo les basta la voz de sus sístoles y diástoles sumadas a su propia voz interior. Se compartió fiesta y disfrutaron cena. Merendaron sus nombres, sus pasados y sus futuros en tiempo presente.
Cuando al fin aterrizaron, miraron dentro de ellas y ambas se dijeron al mismo tiempo - anda, bésame otra vez.

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martes, 24 de marzo de 2009

contigo aprendí


Viviana observa su café y esta vez no escucha todas las charlas que se dan a su alrededor.
Usualmente lo haría; se dejaría llevar por las voces de aquellos desconocidos que por un instante se vuelven un 1% familiares cuando a través de las ondas del sonido de sus voces en al aire, comparten inocentemente información sobre sus vidas, fragmentos de historia humana servida en porciones de comunicación pura e inalterada, el ingrediente impresicindible en nuestra pasajera vida social, en nuestra manera de relacionarnos.
Alrededor de Viviana, las mesas están llenas de parejas contando cosas que esta vez ella no quiere escuchar. Hoy se trataba de su vida.
Viviana se concentra en el café y lo único que ve en él es su reflejo buscando una respuesta, mirándose a sí misma. Curioso, piensa, este café oscuro y amargo define perfectamente este instante definitivo.
Primera gran pregunta: al llegar el fin, realmente necesitaba guardar de cada relación lo peor para mejorarlo en la siguiente y lo mejor para voverlo a disfrutar en una versión superior una vez que esté en otros brazos?
Eres una reclicadora emocional, le reprochó a su reflejo en el café.
Segunda gran pregunta: el hombre fantasía sexual o el padre ideal para sus hijos?
Zorra, eres una ninfómana convenida y no aceptas que no existe el hombre perfecto, murmuró.
Tercera y última pregunta: debería aterrorizarse de no estar casada y con hijos entrando a los 30?
Cuando estaba por concluir su autoanálisis Ramiro entró en el café. Tenía veinte minutos de retraso y esta vez, a diferencia de un tiempo atrás, no trajo consigo esa aura de luz cegadora, esa capacidad de detener el tiempo, ese embriagador aroma que emanaba de su ser, esa divina condición de ángel terráqueo y único que solían hacerlo irresistible, no tenía esa cosa fresa que solía hacer suspirar a Viviana. Luego de darle un beso con lengua, se sentó.
Entonces Viviana le dijo - Ramiro no sé cómo decir esto. Intenté tener contigo una relación perfecta, como nunca antes la tuve, puse todo de mi parte para no fallar, pero fracasé. Busqué en ti el hombre con quien pasar el resto de mi vida, que me satisfaga, que me de un futuro, seguridad, familia y no lo encontré. Voy a cumplir 30 años y esta decisión es la más difícil de mi vida...
Cuando parecía que todos alrededor querían saber saber qué le diría, Viviana trajo a Ramiro hacia ella y habló en su oído.

Luego de aquel encuentro, pasó un tiempo antes que cada uno hiciera su vida y tuvieran sus propias familias. Pero en medio de todo, nunca dejaron de comerse.
Y fueron amantes para siempre.

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viernes, 13 de marzo de 2009

papá lo sabe todo




Ignacio me contó que una vez de niño vió a su viejo quemar un papelito en la enorme chimenea del cuarto de la casa de campo mientras le decía - esto es porque los objetos que no se usan regularmente pierden su esencia y se vuelven inútiles con el tiempo.

Creo que su viejo siempre quiso tener una chimenea, pero es un poco raro mandar a construír una en la habitación si es que no la vas a utilizar. Y eso que además tiene un jacuzzi, pero ése si lo usaba porque al viejo le encantaban las mocosas, alardear sobre la plata que tenía, creo que incluso jalaba. Le gustaban el whisky, las mocosas y la coca. Ignacio no salió a él, siempre fue más bien tranquilo, reservado, como que la cosa le iba por dentro, pero cuando chupaba y jalaba le salía toda ese rollo que tenía contra su viejo. Pobre Ignacio, decía que su existencia era producto de un jebe roto. Al viejo lo odiaba y por él odiaba su vida, su problema para relacionarse, sus temblores, su tonto tartamudeo y hasta sus granos. Viejo putón le decía, no le perdonaba el abandono, no se la compraba. Su vieja se marchitó con eso, no se casó más. Ignacio la visitaba de vez en cuando. Me dijo que a su vieja la verguenza la dejó muda, pero nunca pobre. Usted sabe, jefecito el viejo tenía sus fichas y la plata es la solución a la mayoría de problemas. Le calló la boca a la señora pero como dije, ese bille la hizo decrépita y la apagó poco a poco ante la mirada inútil de Ignacio. Bueno, el asunto es que su padre, es decir el viejo putón, parece que una vez cuando Ignacio era chico lo llevó como excusa para escaparse a aquella casota en el campo donde celebraba una de sus clásicos fines de semana de relax. Entonces decía a su mujer que se iba a pasear a con Ignacio a que monte caballo y respire aire puro, solos, los dos hombres de la casa y el pendejo se iba de putas a la casa de campo, le ponía la tele al chibolo y comenzaba la jaladera y la culeadera todo el día. Ignacio se ganó siempre con toda esa vaina. Creo que hasta el viejo hizo que se la chuparan a los doce, una negra que limpiaba la piscina. Eso lo cagó al flaco, usted me entiende. Hay cosas que se te marcan y creo que Ignacio salió drogón, complicado y depre por su viejo, como tantos broders que conozco. Bueno, ahora que quiere saber lo que vi, se lo cuento. Nos fuimos una mancha a esa maldita casa para hacer una fiesta. Fue idea mía, no de Ignacio. El viejo putón estaba de vacaciones en Roma y jodimos a Ignacio para armarla. Nos fuimos seis puntas. Bueno, no sé si quiera detalles, pero pasó todo lo que podría pasar si una mancha con flacas se junta en una casota de campo con tragos y coca. A eso de las 7:00 de la mañana del día siguiente a la fiesta no encontraba a Ignacio por ningún lado. Se había pasado la noche chupando y jalando solo en la terraza, no quiso culear, no quiso bailar. Cuando lo encontré estaba sentado en el cuarto de su viejo, mirando esa chimenea que nunca se usaba salvo para quemar papelitos. Me contó lo que le dijo de chibolo sobre utilizar los objetos para que no pierdan su esencia y no se vuelvan inútiles, me lo dijo llorando, pasado de vueltas. Cuando se paró recién me pude dar cuenta que tenía la pistola de su viejo en la mano y su viejo, que yo sepa, nunca había utilizado ese cohete. Terminó de recordar aquel momento padre-hijo en la chimenea y se quitó corriendo con el fierro. La verdad jefe, no tengo ni idea de donde puede estar Ignacio en este momento, pero al menos sabemos que su viejo está bajo tierra. Eso es todo.
...disculpe jefe, ya me puedo ir?


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lunes, 9 de marzo de 2009

estrógeno power



Cuando pasó, lo primero que Dani recordó fue la voz de su mejor amigo diciendo que cuando finalmente las chicas son penetradas por el hombre que les hace perder la cabeza, resulta ser un momento sublime. Ahora que esto ocurría, Dani podía afirmar que parecía ser cierto.

Dani tenía sobre y dentro de ella a aquel ejemplar perfecto para su mundo ; guapo, inteligente, capaz, caballeroso, educado, exitoso y pingón. Aquel miembro dentro era la conquista definitiva tras años de riesgos, juegos y puestas donde se dejó la virginidad, el corazón y hasta el orgullo más de una vez. Todas, solía pensar, sabemos cuando llega él indicado y éste lo era.
Gozaba con sus manos sobre las caderas presionándola contra él al más delicioso de los ritmos, aquellos suaves labios de besos varoniles e intensos, su barba raspándole la piel, el esperado y romántico despertar a su lado, los primeros desayunos, las infinitas cosas para compartir, citas, sopresas, la exploración de las pasiones y finalmente la propisición para el altar ante la algarabía familiar, el tan ansiado sí acepto.
Luego los planes, el progreso mutuo para construír un futuro, la convivencia. El redescubrir sus hábitos, el sexo relajado y ocasional, la comprensión de sus manías y el respeto por sus espacios y momentos. La tele y el fútbol, los comentarios como "eso te vas a poner?", el nacimiento de la panza, las rutinas, los primeros pedos y eructos. Los arrullos cambiados por ronquidos, un creciente mal humor, la apatía y los hijos justo a tiempo para salvar el momento. Luego los sacrificios por la familia, las cuentas, las discusiones y los celos. El inevitable descubrimiento de una infidelidad, la verguenza y el silencio. Los chicos-problema, la carrera personal frustrada, la dependencia económica y la soledad amarga.

Se hizo un silencio y la cama se congeló.

Mientras Dani esperaba fuera un taxi pensaba que en la vida, de una u otra manera, una siempre termina penetrada.

- quizás esto no sea para mi - se dijo en voz alta. Luego se fue por una copa.
Sentada en el bar se encontró con sus mejores amigas y curiosamente percibió la sublime presencia de muchas más mujeres que hombres.
Y brindó por eso.

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